A él
Aún recuerdo perfectamente el día que sentí que le quería por primera vez, cómo de repente y sin motivo se me aceleró el corazón y sentí un escalofrío recorriéndome la columna vertebral. Así sin más, aquella tarde empecé a quererle. Él no estaba allí, ni siquiera lo había visto en un tiempo y yo de repente empecé a sentir lo que nunca antes había sentido. Desde aquella tarde de feria no pude dejar de pensar en él, en sus ojos, en su forma de mirar, a veces tan despistada. Vivía para verlo, vivía para que llegara el viernes y lo tuviera cerca, sin que él tuviera ni idea de mis sentimientos. Él simplemente era mi amigo y me hablaba y miraba como si tal cosa, mientras que a mi se me caía el alma a los pies cuando lo veía aparecer.
Hasta el día que se enteró. Yo no podía mirarlo y él a mi me miraba de manera diferente pero jamás me dijo que lo sabía. Pasó el tiempo y mis sentimientos fueron creciendo, él decidió mantenerse al margen, ajeno a lo que todos decían y opinaban. Mientras todos hablaban de nosotros, nosotros nos mirábamos en silencio, tímidos, callando lo que sentíamos.
Un día él vino a buscarme, me llevó a ese lugar, nuestro lugar y simplemente me abrazó. Si cierro los ojos puedo sentir de nuevo ese primer abrazo, el primer beso que me dio, sus ojos tan cerca...recorriéndome. Desde aquella noche vivimos el uno por el otro, unidos en cuerpo y alma. La pareja perfecta. Jamás he abrazado a nadie como lo abrazaba a él, jamás he besado a nadie como lo besaba a él, jamás he necesitado a nadie tanto como a él. Me encantaba ir corriendo hasta él, un viernes cualquiera, y lanzarme a sus brazos. Ese instante, esa sensación junto a él aún recorre mi pensamiento de vez en cuando.
Pero fue pasando el tiempo y nuestro amor, tan puro y profundo fue convirtiéndose en enfermizo hasta que la distancia lo destruyó y lo apartó de nuestro camino, dejándome vacía para el resto de mis días.
Desde entonces como dice nuestra poesía, nosotros, los de entonces, ya no somos los mismos... y el tiempo nos ha cambiado, cada uno por su lado, fijándose en otras personas, buscando la felicidad en otros brazos, en otros ojos. No sólo somos diferentes sino que ya no hablamos ni compartimos nada, sólo un saludo con dos rápidos besos en la mejilla...Desde aquella noche en que decidimos abandonar lo que sentíamos en aquella playa nunca he vuelto a mirarlo directamente a los ojos, fijamente...porque aunque él haya cambiado sus ojos siguen siendo los mismos y yo tengo miedo de perderme en su mirada...
Hasta el día que se enteró. Yo no podía mirarlo y él a mi me miraba de manera diferente pero jamás me dijo que lo sabía. Pasó el tiempo y mis sentimientos fueron creciendo, él decidió mantenerse al margen, ajeno a lo que todos decían y opinaban. Mientras todos hablaban de nosotros, nosotros nos mirábamos en silencio, tímidos, callando lo que sentíamos.
Un día él vino a buscarme, me llevó a ese lugar, nuestro lugar y simplemente me abrazó. Si cierro los ojos puedo sentir de nuevo ese primer abrazo, el primer beso que me dio, sus ojos tan cerca...recorriéndome. Desde aquella noche vivimos el uno por el otro, unidos en cuerpo y alma. La pareja perfecta. Jamás he abrazado a nadie como lo abrazaba a él, jamás he besado a nadie como lo besaba a él, jamás he necesitado a nadie tanto como a él. Me encantaba ir corriendo hasta él, un viernes cualquiera, y lanzarme a sus brazos. Ese instante, esa sensación junto a él aún recorre mi pensamiento de vez en cuando.
Pero fue pasando el tiempo y nuestro amor, tan puro y profundo fue convirtiéndose en enfermizo hasta que la distancia lo destruyó y lo apartó de nuestro camino, dejándome vacía para el resto de mis días.
Desde entonces como dice nuestra poesía, nosotros, los de entonces, ya no somos los mismos... y el tiempo nos ha cambiado, cada uno por su lado, fijándose en otras personas, buscando la felicidad en otros brazos, en otros ojos. No sólo somos diferentes sino que ya no hablamos ni compartimos nada, sólo un saludo con dos rápidos besos en la mejilla...Desde aquella noche en que decidimos abandonar lo que sentíamos en aquella playa nunca he vuelto a mirarlo directamente a los ojos, fijamente...porque aunque él haya cambiado sus ojos siguen siendo los mismos y yo tengo miedo de perderme en su mirada...
4 comentarios
Marta -
Ruttie, guapa, voy a ver si me puedo poner al día ahora, y sino, mañana por la mañana termino, que tengo mucho que leer por aquí :) Y muchas gracias por tus palabras.
Sobre tu post, me he emocionado al leer gran parte del post, eso sí que es amor de verdad, una verdadera lástima que se acabara por culpa de la distancia.
besos
Rut -
kamala -
¿Enamorarte de un amigo? creo que es lo que mejor que te podría pasar, porque ya te conoces tan bien, que te enamoras sabiendo sus defectos, no es tan ideal, es un amor más puro (aunque suene cursi).
Me gusta mucho tu blog. Quiero decirte que he leído tú título en el de Galatea muchas veces, y me ha llamado siempre la atención, aunque no me pasaba por falta de tiempo, pero considero un placer, el momento del café. Ahora que me he arrancado en este mundillo, te leeré. Sé que ambas estamos estudiando, tendremos menos tiempo, pero ver mi nombre ahí, en tu listita... pufff, me ha puesto muy contenta. Gracias.
Un beso (te voy a enlazar sin permiso jeje).
monocamy -
(hablamos de interés REAL, claro. Si te pones tu minifalda más corta, de uno u otro modo harías brillar sus ojos... pero eso es distinto)
:O