A mis seis niños
Aún puedo ver sus caras de asombro, mirándome con sus grandes ojos, escuchando atentos mis historia, con emoción reflejada en sus caritas. Yo disfrutaba al verlos tan atentos, con sus pijamas de colores y con ese olor de recién bañados. Acurrucados los dos en mi cama, y yo delante de ellos, poniéndole énfasis al cuento. Haciendo las voces, los ruídos, así sabía que no conseguiría dormirlos pronto pero sus caritas hacían que continuara inventando el cuento que los tenía ensimismados.
Ese momento, tan especial, con ellos, tan pequeños e inocentes, hacen que sonría constantemente. Ver como se disfrazan, a todas horas, con mis sobrinos, los cuatro mayores, cada uno con su disfraz, haciendo teatros e historias, mientras que el pequeño David repite el final de las frases, como un loro copiando a sus hermanos mayores.
Me encanta verlos jugar, corriendo por el jardín, esos sábados de sol y ver como Keanu, el más pequeño de todos, ya anda, muy despacito y sonriendo al ver que tú lo observas.
Sonrío cuando Camila coge sus cosas y se traslada a mi cuarto cuando yo llego a casa y a la hora de dormir se va directamente a mi cama. Sonrío con Patricio, cuando se pone serio a la hora de leer su libro de inglés, intentando hacer trampa, como si yo no me diera cuenta.
Vuelvo a sonreir cuando Juanma, tan cariñoso, me canta la última canción que ha aprendido en el cole, muy serio para no olvidar la letra, con su carita de concentración y su sonrisa. O cuando Moisés, tan mayor, ayuda a su hermano pequeño a subir la escalera o cuando viene y me abraza, tan bueno...
Sonrío cuando David, con sus dos años y ese cuerpecito de hombre, con su pijama de rayas celestes, ese que le hace parecer mayor, viene a buscarme a la cocina, mientras yo hablo con mi hermana. Aparece muy silenciosamente, sabiendo que yo me escondo cuando veo que se acerca, saca su cabecita por la puerta con su pícara sonrisa, sabiendo que en cuanto me vea, yo correré tras él, haciéndole cosquillas.
Son tantas las sonrisas que un niño puede provocarte...Con solo verlos, ya sonrío, porque sé que su amor y su acriño es incondicional y no buscan nada a cambio, simplemente, te lo dan. Como Juanma, que en cualquier momento se te acerca muy serio, te abraza y te dice que te quiere, con sólo cinco añitos.
Este mes, dos de mis niños cumpen años, y quería hacerles un pequeño homenaje a mis seis niños, porque hacen que mi vida tenga sentido y yo sonría constantemente cuando estoy cerca de ellos.
Hoy, esto es para ellos, por hacerme tan feliz.
Ese momento, tan especial, con ellos, tan pequeños e inocentes, hacen que sonría constantemente. Ver como se disfrazan, a todas horas, con mis sobrinos, los cuatro mayores, cada uno con su disfraz, haciendo teatros e historias, mientras que el pequeño David repite el final de las frases, como un loro copiando a sus hermanos mayores.
Me encanta verlos jugar, corriendo por el jardín, esos sábados de sol y ver como Keanu, el más pequeño de todos, ya anda, muy despacito y sonriendo al ver que tú lo observas.
Sonrío cuando Camila coge sus cosas y se traslada a mi cuarto cuando yo llego a casa y a la hora de dormir se va directamente a mi cama. Sonrío con Patricio, cuando se pone serio a la hora de leer su libro de inglés, intentando hacer trampa, como si yo no me diera cuenta.
Vuelvo a sonreir cuando Juanma, tan cariñoso, me canta la última canción que ha aprendido en el cole, muy serio para no olvidar la letra, con su carita de concentración y su sonrisa. O cuando Moisés, tan mayor, ayuda a su hermano pequeño a subir la escalera o cuando viene y me abraza, tan bueno...
Sonrío cuando David, con sus dos años y ese cuerpecito de hombre, con su pijama de rayas celestes, ese que le hace parecer mayor, viene a buscarme a la cocina, mientras yo hablo con mi hermana. Aparece muy silenciosamente, sabiendo que yo me escondo cuando veo que se acerca, saca su cabecita por la puerta con su pícara sonrisa, sabiendo que en cuanto me vea, yo correré tras él, haciéndole cosquillas.
Son tantas las sonrisas que un niño puede provocarte...Con solo verlos, ya sonrío, porque sé que su amor y su acriño es incondicional y no buscan nada a cambio, simplemente, te lo dan. Como Juanma, que en cualquier momento se te acerca muy serio, te abraza y te dice que te quiere, con sólo cinco añitos.
Este mes, dos de mis niños cumpen años, y quería hacerles un pequeño homenaje a mis seis niños, porque hacen que mi vida tenga sentido y yo sonría constantemente cuando estoy cerca de ellos.
Hoy, esto es para ellos, por hacerme tan feliz.
3 comentarios
Carlos -
Menos mal que mi primo ya ha encargado el primer zagal (zagalilla) de la familia, que si no...
Un abrazo, Carlos.
Marta -
Besos
jelen -