Esta noche tuve un sueño
Esta noche tuve un sueño. Yo estaba en lo alto de una montaña, sentada, y era una mera observadora de la vida. Desde lo alto yo veía a la gente que quiero hacer sus vidas, de un lado para otro, ajenos a mi presencia. Yo no podía hablarles, ni gritarles porque el propio eco de la montaña me devolvía mis palabras.
Desde allí arriba yo veía la adversidad de la vida, mis propios miedos y desventuras, mi propia felicidad, desde allí arriba yo observaba la desdicha, los llantos y las risas. Yo intentaba gritarles que estaba allí arriba pero ellos no me escuchaban. Yo lloraba y gritaba porque veía que desde tan alto, desde tan lejos, yo no podía ayudarles. Era tan grande la impotencia de ver lo que veía sin poder hacer nada, sin poder ayudarlos que no podía contener mi rabia.
Como una mera espectadora empecé a ver la realidad e intenté tenderles mi mano para ayudarlos porque sabía a lo que se estaban enfrentando. Yo quería ayudarles desesperadamente, consolarles con un abrazo, suavizar sus malos momentos con mis palabras, tenderles toda mi ayuda. Desde allí arriba yo hubiera querido tener una varita mágica y cambiar una por una las tristezas de mis seres queridos, cambiar aquello que les hacía sufrir por lo que les hiciera inmensamente felices...
Pero no podía, entonces me puse de pie en lo alto de la montaña e intenté bajarla, corriendo, para llegar hasta ellos...pero no podía, no podía ni sabía como hacerlo, entonces sentí rabia, me enfurecí, les grité que estaba allí, que quería ayudarlos con toda mi alma pero que no sabía como llegar hasta ellos, que yo sola no podía cambiar sus vidas, cambiar lo malo, lo que les hacía sufrir. Ojalá yo pudiera ayudarlos, calmarlos, consolarlos, salvarlos, pero desde allí arriba yo solo era una espectadora, muda y sin fuerzas. Entonces desperté y vi que no era un sueño.
Desde allí arriba yo veía la adversidad de la vida, mis propios miedos y desventuras, mi propia felicidad, desde allí arriba yo observaba la desdicha, los llantos y las risas. Yo intentaba gritarles que estaba allí arriba pero ellos no me escuchaban. Yo lloraba y gritaba porque veía que desde tan alto, desde tan lejos, yo no podía ayudarles. Era tan grande la impotencia de ver lo que veía sin poder hacer nada, sin poder ayudarlos que no podía contener mi rabia.
Como una mera espectadora empecé a ver la realidad e intenté tenderles mi mano para ayudarlos porque sabía a lo que se estaban enfrentando. Yo quería ayudarles desesperadamente, consolarles con un abrazo, suavizar sus malos momentos con mis palabras, tenderles toda mi ayuda. Desde allí arriba yo hubiera querido tener una varita mágica y cambiar una por una las tristezas de mis seres queridos, cambiar aquello que les hacía sufrir por lo que les hiciera inmensamente felices...
Pero no podía, entonces me puse de pie en lo alto de la montaña e intenté bajarla, corriendo, para llegar hasta ellos...pero no podía, no podía ni sabía como hacerlo, entonces sentí rabia, me enfurecí, les grité que estaba allí, que quería ayudarlos con toda mi alma pero que no sabía como llegar hasta ellos, que yo sola no podía cambiar sus vidas, cambiar lo malo, lo que les hacía sufrir. Ojalá yo pudiera ayudarlos, calmarlos, consolarlos, salvarlos, pero desde allí arriba yo solo era una espectadora, muda y sin fuerzas. Entonces desperté y vi que no era un sueño.
3 comentarios
Rut -
Natalia -
Haz una cosa:
Primero mira hacia delante,
luego hacia atrás,
hacia la derecha
y finalmente mira a tu izquierda.
Mires donde mires ¿Quién esta en medio?
Marta -