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El Cafelito

Escrito en servilletas

Un recuerdo...

Un recuerdo... “Recuerdo cuando lo que sentía por ti me quemaba el corazón. Recuerdo cuando mis propios sentimientos me hacían odiarme a mi misma por quererte así. Recuerdo el dolor que sentía al percibir que tú jamás me verías así, como yo te veía a ti.

Recuerdo perfectamente como lo que sentía por ti despareció a la fuerza, me lo arranqué yo misma con mis propias manos, me lo arranqué con rabia y dolor al ver que no era capaz de conseguirlo, a pesar de todo.

Quizás alguien pensara que confundía amistad con amor, que lo que yo sentía no era suficiente, pero se equivocaban, porque nadie, jamás, le querrá como yo le amé aquel día, en ese lugar, cuando él me miró con aquellos ojos.

A base de desengaños y situaciones reales e evidentes, no tuve más remedio que aceptar mi fracaso y continuar viéndolo como lo que es: un amigo. Desde entonces mi corazón vive aliviado y respira con normalidad. Desde que aquel especie de veneno abandonó mi ser. Sí, digo veneno porque eso era para mi, un veneno que sacaba lo peor de mi y me hacía ser egoísta. El amor a veces puede cegarte tanto que te hace enfrentarte incluso a ti misma y te hace crearte esperanzas de las que jamás lograrás salir, aún sabiendo que nunca lo lograrás.

Si él supiera lo que yo sé...”

( Ayer, al leer el post de Kamala, recordé este texto y lo saqué del rincón donde lo había guardado, desde el día en que lo escribí y lo guardé, hace ya algunos años, no había vuelto a sentir aquel dolor, aquella sensación de ahogo y abandono que una vez me provocó el enamorarme de él. Hace ya mucho tiempo que sentí aquello pero de vez en cuando es bueno enfrentarte a tus antiguos sentimientos, aunque ya no sientas nada, absolutamente nada, por esa persona)

Lo que nunca te dije

Lo que nunca te dije “Hoy pensé en ti y quizás tú no te diste cuenta, ni siquiera has notado que pensaban en ti desde lejos. Eso no se nota, no se siente.
Quizás no sepas o tal vez no te acuerdes ya, de que una vez yo te quise, sentada en mi árbol particular, cerrando los ojos. En muchos momentos yo te quise pero tú no te diste cuenta.
Había veces en que caminaba por delante de ti y te miraba con cautela, tú no notabas mis ojos sobre ti, ni te percatabas de mi presencia.
Tú eras un hombrecito y yo una chiquilla con lazos de colores en mis coletas. Muchas veces recorría la plaza del pueblo para verte, con mi mejor vestido de domingo. Y te volvía a mirar.

Quizás hace poco tampoco notaste que yo pensaba en ti, tampoco notaste mis ojos recorriendo tu cuerpo, tu cara, intentando indagar en tus pensamientos.

Tú te hiciste adulto y yo jovencita. Seguía observándote en la distancia, siempre en silencio, siempre acobardada. Siempre callada yo te amaba.

Así pasaron mis mejores años y tú nunca supiste que pensaba en ti, nunca viste mis ojos mirarte. Yo me fui y tú te enamoraste. Mientras los años pasaban yo aún pensaba en ti, como una loca obsesión con diferentes fases: locura de niña, pasión de jovencita, amor loco de adulta y ahora ya no sé como definirlo.

Esta mañana volví a pensar en ti y tu tampoco lo notaste. Quizás lo he hecho porque el pasado domingo te vi, sentado en tu banco, con tus mismos ojos y tu pelo todavía revuelto. Te observé desde lejos como siempre y volví a admirarte. No sabes como he deseado durante toda mi vida que alguna vez levantaras la mirada y por un instante vieras mis ojos, suplicándote...

Aún sigo pensando en ti a pesar de tener ya el pelo blanco, a pesar de todos estos años, y te escribo esta carta con manos temblorosas, no por los años sino por el miedo que siento al escribirla. Ya no me queda nada que decirte después de todos estos años en silencio. Tal vez solo hubiera bastado con un simple “hola” y hoy dejo esta carta sobre la hierba para que se la lleve el viento, para que la cubran las hojas, para que te la entreguen donde quieras que estés, amado mío, ahora que ya no volveré a admirarte...”

A ciegas...

Sin sentimientos, sin cabeza amueblada. Andaba en un mar de dudas, de decisiones, a veces, de lamentos. Un día feliz, un día triste sin remedio, sin motivo, simplemente con el alma descontrolada. Sentía hambre, hambre y necesidad de algo que no era capaz de encontrar. Sin rumbo y sin destino, sin saber donde ir o a donde acudir. Sentía decepción y falta de sueño. Falta de carácter y de empeño, sin energías. Cada día nuevos motivos para sonreír y al día siguiente una nube sobre su cabeza. Ni ella misma sabe a donde va, ni si hace lo correcto o no. Mantenerse al filo, ese era su cometido, su objetivo y su por qué de la vida. Tiene muchas cosas por lo que sonreír y vivir feliz, tiene todo lo que puede desear pero aún así se siente vacía, inútil, incapaz de lograr sus propósitos por falta de oportunidades. Por más que anda por el pasillo de la vida, nada más que ve puertas cerradas, a cal y canto. Sin esperanzas, sin ayudas. Y auque intenta parecer feliz y sonreír, a veces no tiene ganas de hacerlo. Y sabe, que lo que siente no son problemas, que lo que tiene en la cabeza son simplemente obstáculos que tiene que ir superando en el día a día, y mientras lo hace intenta ir por el camino correcto, a tientas y la mayoría de las veces, totalmente a ciegas...

Nunca imaginé...

Nunca imaginé que algún día al mirarte, no sentiría ganas de abrazarte.
Nunca imaginé que alguna vez vería tu cuerpo, y no me entrarían ganas de abrazarte.
Nunca imaginé que algún día vería tus manos mientras hablas y no sentiría deseos de cogerlas.
Nunca maginé que algún día no sentiría la necesidad de hablar contigo, aunque sólo fueran unos segundos.
Nunca imaginé que algún día pudiera mirar tus labios mientras hablas y no sentiría la necesidad irrefrenable de besarlos.
Nunca imaginé que el verte no me provocaría una sonrisa.
Nunca imaginé que algún día mi corazón no se sobresaltaría al verte sonreir.
Nunca imaginé que algún día de mi vida, yo no tendría ganas de verte.
Nunca imaginé mi vida sin tu presencia, sin tu abrazo, sin tu voz amiga, sin tus labios.

Nunca imaginé que algún día yo dejaría de amarte...

Glo, Glori, Glorita, Glu Glu...

Glo, Glori, Glorita, Glu Glu... Creo que con solo cuatro años no le hizo mucha gracia mi llegada, más bien no le hizo ninguna. Le hizo tan poquita que incluso no sólo se comía sus uñas sino que también se comía las mías. Mi hermana era la que de pequeña me decía: “Rut, vamos a jugar al escondite por casa!!! Y yo: Valeeeee (encantada de que mi hermana mayor quisiera jugar conmigo), y ella me decía: corre escóndete y yo te busco, vale?. NUNCA venía a buscarme la asquerosa...lo hacía para quitarme de en medio durante un rato...jejejeje. ahora me río pero vamos, pobrecita yo!.
Luego fuimos creciendo y recuerdo que nos llevábamos fatal, todo el día de los pelos que si por la ropa, que si por el teléfono, por quien iba a abrir la puerta, por quien ponía la mesa etc, etc, así hasta mil cosas. Supongo que eran peleas típicas de hermanas que conviven juntas las 24 horas del día.
De repente un día, mi hermana y yo nos hicimos amigas y descubrí a una nueva persona, (¿quién eres tú y que has hecho con mi hermana Gloria... donde la hayas escondido...déjala ahí!!!!que nooo, q es bromita)”, en fin, que de repente vislumbré a una Glori, Glu Glu, Glorita, Glo, también podéis llamarla “Bego”, jejejeje, suuuuper divertida. Vamos! Que es la mejor...

Mi hermana es la típica que está callada no? todo el mundo en silencio en el salón y de repente, se levanta y se pone a cantar una canción ahí a grito pelao, pero eso sí, fatal, porque la pobre tendrá muchas cualidades pero oído precisamente no tiene mucho, que no me quiero ni acordar de aquel día en la cocina de mi prima Amalia y ella intentaba tararearnos una canción mientras Amalia, Inma y yo nos partíamos de risa y cuando al rato se acordó del nombre de la canción nos tiramos media hora riéndonos sin poder hablar porque el sonido que ella tarareaba no tenía absolutamente nada que ver con el ritmo de la canción...
Recuerdo el día que íbamos las dos para Puerto Banús, en una de nuestras millones de salidas nocturnas y fuimos todo el camino riéndonos porque las dos llevábamos unos pendientes que nos llegaban a los hombros...jejeje, esa fue la noche que yo la lié con la cremallera...U otro momento, en el que me estoy duchando tranquilamente y entra ella en el baño bailando el Reggaton...Así es mi Glori. Pero su mejor punto fue un día que salí del baño y había puesto por todo el pasillo fotos de ella...y yo escuchándola riéndose en su cuarto porque sabía que yo las estaba viendo...fue buenísimo!!!

Como yo le suelo decir, es un melocotón...áspera por fuera pero dulce por dentro y aunque a veces yo discuta con ella por tonterías, la quiero mucho mucho y aunque ella no se de cuenta, no sabe lo importante que es para mi, desde pequeña, yo era un monito de imitación de ella, que intentaba llamar su atención, admirando a mi hermana mayor. Me encanta que ya forme parte de mi grupo de amigas, que se haya convertido en mi mejor amiga y que me haga reír tantísimas veces al cabo del día.

Te quiero Glorita mía!!! besitos

No me llames Lucía, llámame Lola...

No me llames Lucía, llámame Lola... Todo comenzó porque Pao decidió cambiarnos los nombres, como ella se había cambiado el suyo, pues decidió que lo mejor era cambiárselo también a sus amigas. Di que sí!. Desde entonces, Lucía pasó a llamarse Lola, así, sin más, por toda la cara. A mi me apodó Lili, ¿que por qué?, pues porque sí.

Desde aquel día en que dejó de llamarse Lucía, Lola disfruta de su nuevo nombre, a ella le encanta. Tanto, que incluso también se lo cambia a la gente, en vez de Macarena, las llama Maricarmen...en fin, esa es otra historia. Hoy, como últimamente ha sido gran protagonista del cafelito he decidido hacerle un pequeño homenaje.

Pero empecemos desde el principio. Lola pasó toda su infancia en un colegio del Opus, era una chapera de los pies a la cabeza, estuvo ahí “reprimida” durante muuuucho tiempo, hasta que sus padres decidieron enviarla a Madrid para abrirse camino, y vaya si se lo abrió. Cuando llegó a la capital toda ella cambió. No ha vuelto a ser la misma desde entonces.
Lola era de las que en clase se colgaba del perchero...si sí, del perchero, y bailaba sevillanas con los pies colgando.
Lola era la que se iba por las noches de las fiestas del campo de Pao y volvía por la mañana con el desayuno. Su madre tenía miedo de que si se quedaba a dormir acabara convirtiéndose en lo que al final se ha convertido (en el buen sentido eh?). Recuerdo que una vez se sentó en una mecedora y se puso a hacer de vieja, mientras más nos reíamos, más se metía ella en su papel; u otro día, en el que nos hicimos por lo menos ocho fotos y en ninguna salíamos decentes. A “la Lola” le encantan las fotos, pero jamás la verás como es ella en realidad en alguna foto, bueno en realidad sí, porque ella es payasa a todas horas.
Una vez en un botellón, se quedó mucho rato con la cabeza agachada hacia la arena, ya sabíamos que algo tramaba porque estaba muy callada y eso no es típico de ella. Entonces alguien le habló y cuando levantó la cabeza se había puesto dos tapones amarillos de coca-cola en los ojos...estuvimos riéndonos una hora por lo menos. Así es ella.
Hace poco se cayó en Puerto Banús, también típico de ella, y luego se extraña de que le salgan cardenales extraños por todo el cuerpo. Así es “la Lola”, tal y como muestra la foto.

A ella le encanta ser anfitriona cuando vamos a su casa a tomar café, y es que nuestra estancia en Marbella no tiene sentido si en el cafelito en casa Jalu. Un 10 para sus bizcochos de chocolate.
Yo antes discutía mucho con ella, no nos entendíamos muy bien, ella iba por un lado y yo por otro, las dos cabezonas como nosotras solas. Pero hace mucho tiempo que no discutimos, será que nos estamos haciendo mayores. Mayores en parte porque en el fondo creo que todas seguimos siendo el mismo grupito de siempre, aunque ahora algunas ya seamos licenciadas...(en paro).

En fin, que nuestra Lola tiene un punto especial porque siempre consigue hacernos reír, aunque a veces le tengamos que poner un punto en la boca, porque eso sí, no calla ni debajo del agua, pero así es ella. Si ella no fuera parlanchina, número uno en contar historias, no hiciera el payaso y saliera bien en las fotos no sería nuestra Lola, y nosotros la queremos tal y como es, así que como ella diría esto se acaba: ala eh maja? a mandar!!!

(Agradecimientos: a ella, a la Loli!!! por inspirarme a escibir en servilletas cosas como esta. Un besito guapa y sigue siempre así eh? no cambies "naita")

Esta noche tuve un sueño

Esta noche tuve un sueño. Yo estaba en lo alto de una montaña, sentada, y era una mera observadora de la vida. Desde lo alto yo veía a la gente que quiero hacer sus vidas, de un lado para otro, ajenos a mi presencia. Yo no podía hablarles, ni gritarles porque el propio eco de la montaña me devolvía mis palabras.
Desde allí arriba yo veía la adversidad de la vida, mis propios miedos y desventuras, mi propia felicidad, desde allí arriba yo observaba la desdicha, los llantos y las risas. Yo intentaba gritarles que estaba allí arriba pero ellos no me escuchaban. Yo lloraba y gritaba porque veía que desde tan alto, desde tan lejos, yo no podía ayudarles. Era tan grande la impotencia de ver lo que veía sin poder hacer nada, sin poder ayudarlos que no podía contener mi rabia.

Como una mera espectadora empecé a ver la realidad e intenté tenderles mi mano para ayudarlos porque sabía a lo que se estaban enfrentando. Yo quería ayudarles desesperadamente, consolarles con un abrazo, suavizar sus malos momentos con mis palabras, tenderles toda mi ayuda. Desde allí arriba yo hubiera querido tener una varita mágica y cambiar una por una las tristezas de mis seres queridos, cambiar aquello que les hacía sufrir por lo que les hiciera inmensamente felices...

Pero no podía, entonces me puse de pie en lo alto de la montaña e intenté bajarla, corriendo, para llegar hasta ellos...pero no podía, no podía ni sabía como hacerlo, entonces sentí rabia, me enfurecí, les grité que estaba allí, que quería ayudarlos con toda mi alma pero que no sabía como llegar hasta ellos, que yo sola no podía cambiar sus vidas, cambiar lo malo, lo que les hacía sufrir. Ojalá yo pudiera ayudarlos, calmarlos, consolarlos, salvarlos, pero desde allí arriba yo solo era una espectadora, muda y sin fuerzas. Entonces desperté y vi que no era un sueño.

Que sencillo sería...

Que sencillo sería... Que sencillo sería no enamorarse,
mirarle a los ojos y no sentir nada,
no echarle de menos ni añorar el beso que nunca llegó..

Que sencillo sería no pensar en él ni en lo que sientes
en lo que podría ser y no es.
Que sencillo sería mirarlo con otros ojos,
pero entonces no serían tus ojos.

Que sencillo sería no tener ganas de verlo
ni de llamarlo a todas horas...

Ya no puedes a hacer nada por evitarlo,
ese sentimiento ya forma parte de ti, de tu vida
Y aunque te da pánico sentir lo que sientes,
más pánico te daría no sentirlo.

Que sencillo sería que él para ti solo fuera un amigo. Sólo eso.

Que sencillo sería no quererlo como lo quieres, no necesitarlo,
no tener ganas de verlo ni de reírte con él.

Que sencillo sería no amarle...

Aunque ajena a tus sentimientos eres capaz de ayudarlo,
Porque por encima de todo él es tú amigo.
Por encima de tu amor y de tus ganas de tenerlo,
por encima de tus ganas de abrazarle,
por encima de tu orgullo de tragarte lo que sientes
por encima de todo eso, tú le sonríes y le ayudas.

Que sencillo sería no amarle,
que sencillo sería poder cambiar de corazón
para dejar de sentir el amor que sientes.

Pero por muy sencillo que pudiera ser la vida sin amarle
tú has elegido ese camino y ya no hay marcha atrás.
Porque eres valiente y porque por encima de todo,
Él es tu amigo.

(No hace mucho tiempo yo era capaz de escribirle poesías a mis amigas, poesías de sus sentimientos e incluso una amiga mía muy querida me dijo que yo tenía un don, el de ver más allá dentro de las personas, de los sentimientos. Hacía mucho que no escribía nada así para nadie, pero hoy, al pensar en ella, las palabras han salido solas. Así que esto es para ella)

Ayer soñé...

Ayer soñé... Ayer soñé que te veía, en un rincón de mis pensamientos, en un soplo de mi alegría. Ayer soñé que te veía, pero inútilmente podía llegar hasta a ti porque cuando más cerca estaba, tú dabas un paso hacia atrás.
Hacer soñé que me dabas la mano y que yo me sentía bien, feliz de sentirte. Ayer soñé que no lloraba por ti, que no luchaba porque estuvieras aqui.
Soñe con un lugar maravilloso donde todo era de color azul, con un gran arco iris de luminosos colores, un lugar tranquilo, donde todo era paz y seguridad. Tú estabas allí, en un banco, con tu sonrisa, charlabas amigablemente con otra persona. Feliz, como si nada hubiera pasado.
Yo sólo observaba, porque al intentar hablar y gritarte que yo estaba allí, mi voz se desvanecía.
Ayer soñé que eras feliz allí, en mis sueños.

Ayer soñé que tú de repente te volvías, desde tu lugar lejano y me sonreías,me hacías gestos con la mano para que me acercara pero, de nuevo, las piernas me pesaban y no podía caminar hasta ti, mi alegría.

Ayer soñe que no era necesario soñarte porque tú estabas aquí, a mi lado, sonriéndome. Ayer soñé que yo no te lloraba porque tú no te habías ido a ninguna parte.

Ayer soñé tantas cosas...

Se fue en forma de lágrimas...

Se fue en forma de lágrimas... Abrió la ventana con soñolencia...aún recordaba el sueño que había tenido aquella noche. Soñaba con él, todo había sido tan real que volvió su mirada hacia la cama, para ver si aún estaba allí, con su pelo revuelto y sus grandes ojos cerrados..pero no, él ya no estaba allí. Ella sabía que ya no volvería a ocupar ese lado derecho de la cama, que ya no le diría cosas bonitas al despertar, dándole besos, intentando ir más allá.

Ella miró por la ventana y volvió a ver el mismo parque, los mismos niños, la misma tienda de la esquina, siempre abarrotada de mujeres contándose sus vidas unas otras.
Todo era igual que ayer y que antes de ayer, pero algo en su interior era diferente, algo había cambiado...y ella volvió a recordar aquella sonrisa. Una sonrisa que ya siEmpre le produciría nostalgia, puesto que ya nunca la volvería a ver de la misma manera.

Se tumbó en la cama, suspirando, intentando con ese suspiro sacar toda la sensación de asfixia que tenía dentro de sí desde aquella fatídica tarde, en que todo su mundo se derrumbó. Aunque sabía con certeza que la separación era inevitable, que cualquier día ocurriría, más tarde o más temprano, él tenía que salir de su vida. Porque en el fondo todo parecía una mentira y no podía seguir viviendo aquel sueño, él no era lo que ella necesitaba en realidad, ni ella era para él. Eso estaba claro.

Pero entonces, ¿por qué esa sensación de abandono?, seguía mirando al techo de su habitación, lleno de estrellas amarillas que se iluminan en la noche, y esa sensación de pérdida y de desconsuelo no había escapado con aquel suspiro, aún seguía allí, dentro de ella, apretándole con fuerza en el pecho...intentaba sacarla por medio de lágrimas pero tampoco podía...

Empezó a martirizarse un poco pensando en todo lo que habían vivido juntos, muchos momentos bonitos y especiales...nadie la conocía como él. Pero él tenía que irse, ella sabía en su interior que él necesitaba volar, lejos de ella...Y ella lo sabía pero en su fuero interno aún lo tenía retenido, en su pensamiento no lo que quería dejar marchar.

Aquella fría mañana, aún mirando al techo, ella no tuvo más remedio que aceptarlo, de repente, al imaginar su cara, una lágrima empezó a resbalar por su mejilla...y ya todo explotó. Lloró como una niña, con todas sus fuerzas, agarrada a la almohada que aún olía a él...lloró y lloró hasta que ya no le quedaron fuerzas, y se quedó dormida...

Al despertar se sintió más ágil, ¿qué había ocurrido?, ya no se sentía profundamente triste...las lágrimas la habían limpiado por dentro, llevándose toda la rabia y el dolor, y el recuerdo de todo lo malo.
Se sentía aliviada, liberada, de repente se volvió a mirar la cama, y ya no sintió tristeza sino una gran sensación de paz. Era lo mejor, y de repente vio como una sonrisa se dibujaba lentamente en su cara...

El perro de mi vecino

Si, parece raro el título del post de hoy, pero leyendo un post de Stipey me he acordado de este ser insurrecto que todos los dias nos regala sus ladridos con voz de pito!
Nada más entrar por el portal a él se le ponen tiesas las orejas y empieza a ladrar! no sé que querrá, estará aburrido el pobre. Vas por el quinto y sus quejidos son cada vez más fuerte, en ese momento ya te entra la mala leche y le gritas para tus adentros: esperate que aun no he llegado so asqueroso!.
Hoy iba en el coche con mi hermana y otra vez las dos, hartas de vernos el careto, discutiendo por no se que cosa, a mediodía era por las hamburguesas...cuando no es una cosa es otra.
Entonces he empezado a pensar la de veces que una persona puede ponerse de mala leche en un día...bueno, hay días que no pero la mayoria siempre algo te calienta. Cuando no es el perro del vecino es la del sexto con su piano, cuando no, el ascensor con el asterisco de estropeado y si no, la carrtera, el coche, el semáforo...en fin, cualquier cosa.
Menos mal que tengo a mi amiga Cristina que vive conmigo y la pobre ya me conoce y calma mi humor con una de sus frases estupendas. O mi prima Inma que la pobre tiene una paciencia...ella esta en su mundo, vamos, creo que ni escucha al chucho.
Así que digo yo que tendre que empezar a tomarme la vida con un poco más de humor y relajarme un poco más porque si no, como dice mi hermana, no querré ni aguantarme a mi misma cuando tenga la menopausia!
Creo que para este año me apuntaré en clases de yoga o quizas compre unos tapones para lo oidos...algo tendre que hacer para calmar mi humorcito de algunos dias! pero no penseis que soy un ogro eh? que va! lo que pasa es que hay cosas que no se pueden aguantar...
En fin, ahí quedo!.

Una reflexión

Me parece que hoy El Sol girará un poco más tarde.
Ayer, algo me dejó desconcertada. Ya estaba en la cama (con el ventilador a toda pastilla), cuando mi amiga Cristina se acercó para contarme algo:

"Sabes que uno de los concursantes de la Casa de tu Vida se ha muerto?"
"Quién tia???"
"Uno de los últimos que entraron, se llamaba Carlos"
"Que me dices? cómo?"
"En un accidente de tráfico, él y su madre"

En ese momento algo me turbó. No es que yo sea una marujilla enganchada a ese tipo de programas pero bueno alguna que otra vez lo había visto, y sí recordaba a Carlos. Esa noticia me turbó y ya no me pude dormir en un buen rato, simplemente me hizo reflexionar y por un instante sentí rabia hacia la vida. Un día estamos aquí y al día siguiente, dejamos de existir.
Así de sencillo. Punto. Se acabó.
Sin darnos cuenta a reaccionar, sin nada, en un momento todo se acaba. Con un millón de cosas por hacer aún. Desgraciadamente tienen que pasar cosas así a nuestro alrededor para que valoremos nuestra existencia. En esos instantes, es cuando sientes dentro de ti que tenemos que aprovechar nuestra vida cada minuto, cada segundo, vivir cada día como si fuera el último.
Muchas veces, el miedo hace que huyamos de determinadas situaciones, pensamos, "bueno, ya lo haré mañana", "mañana se lo diré", "lo haré, pero no ahora"...
Yo soy la primera que actúa así. Una vez, una pitonisa (esa historia la contaré otro día), me dijo: "Eres una persona que SIEMPRE deja los problemas para el final, eres de las que dice, ya lo resolveré más adelante" y tenía toda la razón.

Por eso ayer me quedé tan turbada con la noticia, me hizo levantarme de la cama y decirme a mi misma: "estás viva, HOY, disfruta". En realidad hace tiempo que intento aprovechar cada momento de mi vida, emocionarme con pequeñas cosas, disfrutar de cada conversación, de cada beso, de un abrazo, de un buen café con una amiga, de cada carcajada, aprender de cada lágrima...disfrutar y exprimir al máximo todo lo que me rodea.
Aunque quede un poco macabro, hoy doy gracias por estar aquí, por estar viva, por existir...

Café con hielo, por favor...

Hoy hace calor, será que el calor me amuerma o quizás no a mi sino a mi propio interior. Tras varios días de alegría incontenida hoy ha amanecido un día igualmente caluroso y soleado. Los primeros rayos del alba entraban a raudales por mi ventana, tímidamente por las ranuras de las persianas. Al abrir los ojos algo en mi era distinto. Hoy me siento...no sé bien como definirme cuando no siento nada.
Hay días que siento que lo que me rodea es absurdo y otros días que me levanto feliz sin ningún motivo.
Hoy mi alma tiene hambre y yo no sé que darle de comer, no sé si ofrecerle algo frío para que supere ese sentimiento que hace días me quema.
Ojalá pudiera arrancarme esta sensación que hoy me abruma, será sólo cuestión de horas, dentro de una rato, cogeré aire, me tomaré un cafelito con hielo y dejaré que el frío y los pensamientos positivos me atrapen. Se acabaron los cafes calientes.