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El Cafelito

Nostalgia

Cargó la última maleta y cerró la puerta del coche. Se quedó un rato ahí abajo, en la cuesta del garaje y miró hacia arriba, su ventana estaba iluminada pero ya no quedaba nada de ella allí, tan sólo sus recuerdos, los momentos vividos, las risas, las lágrimas...ni siquiera estaba ya su adorada cama, donde tantas veces había dormido, donde tantas veces había soñado. Cerró los ojos y sintió nostalgia, una nostalgia atroz que se quedó un buen rato atascada en la garganta. Estaba feliz por dentro, radiante por la nueva vida que recién empezaba pero no podía evitar sentir ese escalofrío de nostalgia. Se iba, ya nunca volvería a entrar en esa casa de la misma manera. La casa que tanto había añorado en sus años de estudiante...cuando llegar a casa por vacaciones era el mejor de los placeres. Cerró los ojos por un instante y se permitió recordar...

 

Estaba allí, en esa misma cuesta, con un Volkswagen Polo aparcado, se escuchaba la música de dentro a todo volumen y a dos adolescentes cantar a voz en grito, después de una noche loca...Su flaca. Echaría de menos sus sandwiches hechos a la ligera al medio día, cuando querían llegar pronto a la playa de Bahía para coger hamacas..cuando las había...Se vio en la cocina, a las tantas de la madrugada, con su hermana y sus primas asaltando la nevera después de una marcha. Se vio en su baño, a ratos peleándose con su hermana, antes de salir...por la ropa, por el secador..o por cualquier tontería. También echaría de menos esas riñas. Se vio en la piscina, nadando cuando ya se iba el sol, en un día largo de verano, roja por el sol del día y con los nervios a flor de piel porque era viernes...Cerró los ojos y se permitió recordar soñando...en tantas conversaciones en aquella cama, con la luz de la lamparita tintineando y con el Chiiiist de su hermana de fondo. Se vio durmiendo con su enana, fiel heredera de su cama, cuando se le pegaba por la noche. Y volvió a aquella mañana de finales de junio, cuando el sol de verano entraba por su ventana y ella, rodeada de maletas sonreía por dentro, nerviosa, porque por fin había terminado su carrera y volvía a casa...

 

Ahora se iba. Y ya nada volvería a ser como antes...pero sólo soñó por un rato y volvió a la realidad. A su también adorado presente, porque otra casa la esperaba. Donde estaba él. Su amor. Y donde algún día formaría una familia. Entonces sonrió, porque esa casa, esos recuerdos, formarían siempre parte de ella.

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