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El Cafelito

Corazones ingenuos

Ella sabía que no valía la pena. Se lo repitió mil veces en un mismo mes y otras mil veces más cuando empezó a bajar la escalera. No quería mirar donde sus ojos siempre miraban, como atraídos por una gran fuerza magnética. Se sentó en la arena una noche más, repitiendo en su cabeza la misma frase continuamente : no vale la pena!.
Ella pensaba que él ya no le haría más daño. Cuando sus ojos lo contemplaron en la distancia, una vez más, no sintió lo de siempre.
Algo era diferente, quizás él o ella misma o quizás que ese amor era ya una especie de anhelo mezclado con obsesión, el caso es que su corazón esa noche no se sobresaltó al verle. Da igual lo que le dijera su cabeza porque esa noche, su corazón no sintió frio.

Se había repetido a si misma tantas veces que ya lo había olvidado que su corazón esa noche, ni siquiera se inmutó y su presencia no le hizo daño.
Pasaron los días y siguió viéndolo, impasivo, alejado de ella como nunca antes ella lo había visto. Él no le dedicó ni una mirada, ni una sola palabra salió de su boca. Como si ella no estuviera delante.
Pobrecito. Que poco sabe él de la vida.
Ella sabe que las personas que actúan de manera indiferente son los que más sienten. Crean una especie de escudo a su alrededor, se hacen los importantes porque ciertamente una vez lo fue pero ahora no lo es y lo sabe. Por eso esa forma de actuar, de ahí esa indiferencia y ese pasotismo. Lo que él no sabe es que ella lo considera un cobarde.
Su actitud no es de caballeros.
Si él piensa que ella aún siente algo es que es muy inocente y está demasiado enamorado de sí mismo. Tan ciego por lo que él cree que no se da cuenta de que ella ya no es la misma niña insegura y tímida que se enamoró de él, cuando él la engañaba. Haciéndole creer algo que no era, dándole ilusiones para luego arrebatárselas todas de golpe.

Ahora, él es el ingenuo. Lo que él no sabe es que ya no es el que lleva las riendas. Porque ahora, ella se ha bajado del caballo.
Ya no es amor, ni atracción, ni siquiera cariño. Todos esos buenos sentimientos que ella una vez sintió han dejado paso a la obsesión y al coraje. A ver quién es ahora el ingenuo.
Algo sigue brotando en su interior pero lo importante de todo esto, es que el corazón de ella ya no se sobresalta al verlo. Eso que ha ganado.
Y pasará el tiempo, y ahora será él, el que siga pensando que ella siente algo por él. Que ingenuo. Será que no tiene ojos en la cara.
Como siga así, sin hablar y sin dirigirle una mirada cuando ella aparece, lo perderá todo.
Empezará a perder para siempre aquello que él nunca quiso ganar.

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